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¿Qué son 100.000 millones de euros?



Aclaramos conceptos para saber qué otras cosas podrían hacerse con 100.000 millones de euros a parte de rescatar bancos.

El cerebro humano no está diseñado para asimilar cifras extremadamente grandes o pequeñas. Estamos hechos para contar seis vacas, catorce ovejas o cuarenta antidisturbios que vienen por allí corriendo. Lo básico para la mera supervivencia, vaya.

Pero llega un momento, en campos tan dispares como la astronomía, las finanzas, la física cuántica o la numeración de ineptos en cargos públicos, en que un ábaco se queda corto, al igual que nuestro cerebro, que se limita a comparar cantidades; no es capaz de comprenderlas. A lo largo de nuestra evolución no se había planteado el problema de saber cuánto son cien mil millones. ¿Quién demonios tenía cien mil millones de ovejas? Pero llega el siglo XX, y la cosa cambia. Y recurrimos a una sencilla aproximación para poder valorar una cifra así: "mil ovejas ya es un buen rebaño, y un millón es algo muy grande. Cien mil millones son... coño, son muchísimas ovejas". Y efectivamente, lo son.

Esta aproximación, en consecuencia, suele darse por válida. Hasta que se requiere algo más de certeza en un determinado asunto; véase por ejemplo la necesidad de sistemas informáticos que calculen el número de manifestantes, sustituyendo así al conflicto entre el "bueno, pues si ese es un grupo de diez personas, junto con ese, ese, ese, ese... setecientos mil asistentes" de quien intenta dar cifras desde dentro con el "doce, y uno bastante desganao" de quienes las dan desde fuera. Otro ejemplo curioso puede verse en este video.

Así que, vamos a ver, nos han ("rescatado", "intervenido", "regalado en condiciones ventajosas", "robado a mano armada"...) por valor de cien mil millones de euros. 100.000.000.000 €.

Pero, ¿cien mil millones? ¿Contantes y sonantes? Pues no. Ni contantes, ni sonantes. Ficticios. Simplemente un comando tecleado en un ordenador. Un clic que, de forma instantánea, ingresa en una cuenta de un país al otro lado del mundo el equivalente al 10% de su PIB. Una décima parte de lo que a cuarenta millones de ciudadanos les cuesta un año crear, que aparece de la nada.

Pero es que esa desorbitada cantidad no tiene por objetivo llegar a las calles. Pensemos en esto: si tuviésemos todo ese dinero en billetes de 500€, pesaría 228.000 kilogramos (lo mismo que 38 elefantes africanos adultos), y se necesitarían 3 boieng 747 para trasportarlo. Hasta se podrían cubrir 340.602 estadios como el Camp Nou con todo ese papel moneda, en lo que probablemente fuese una de las más acertadas metáforas de los últimos tiempos.

Para hacernos una idea, en los Presupuestos Generales del Estado se han previsto unos gastos de 214.701 millones de euros. El rescate, pues, es la mitad de todos los gastos del Estado en 2012. El problema está en que, como apuntan ya varios medios, España pagará los mismos intereses que otros países rescatados; es decir, vamos a añadir a la factura en torno al 6% de interés, algo inasumible como se está viendo en Grecia o Irlanda, forzadas a renegociar los tipos.

Madre mía, lo que haríamos con todo ese dinero si pudiésemos decidir, ¿eh Mariano? Daría, por ejemplo, para comprar al precio del mercado actual más de 49 millones y medio de metros cuadrados de vivienda. Aunque necesitamos muchos menos: datos de 2011 indican que en España hay más de 35.000 personas sin casa y, según informes de 2010, en torno a 273.000 habitando infraviviendas (cifras que ahora serán considerablemente mayores).

Con menos de un tercio del rescate se podría dar un techo digno a todos los que no lo tienen.

Según Intermón Oxfam, "el coste anual de sacar a los 1.400 millones de personas que viven en la pobreza extrema (menos de 1,20 dólares al día) es de 173.000 millones de dólares", 138.000 millones de euros. Estamos hablando de paliar la pobreza extrema a nivel mundial durante todo un año con apenas un 30% más de lo que se va a llevar el sistema financiero español.
Pero poco vamos a poder hacer con un número en la pantalla de un ordenador. Para que empezase a mover la economía (la real, la que da de comer y crea empleo) necesitaríamos convertir toda esa barbaridad de dinero a efectivo. Tarea complicada teniendo en cuenta que necesitaríamos el doble de los billetes de 500€ que circulan actualmente en España. No hablemos ya de cambiar el rescate a billetes más pequeños; si utilizásemos de 50€, el billete más común, nos permitiría dar 44 vueltas al mundo poniendo uno detrás de otro; y si lo pidiésemos en billetes de 5€ y los colocásemos seguidos, se podría recorrer 6 veces la distancia entre la Tierra y la Luna.

En monedas de un euro, las de comprar "los chuches", el peso del rescate sería 750.000 toneladas, más de dos veces el del Empire State. No es para menos, porque más allá de la torre de dimensiones bíblicas que podríamos formar (literalmente bíblica, porque se erguiría hacia el cielo hasta abandonar la atmósfera), con todas esas monedas podríamos hacernos un anillo de euros en torno al planeta, que recorriesen una órbita en el cinturón de Clarke (a la misma altura que los satélites), como Saturno o Júpiter. Que lo diseñe Calatrava, maldita sea, que todo es ponerse. Y para qué intentarlo siquiera con céntimos: el proyecto requeriría el 25% de la producción mundial de cobre al año.

Esto es a lo que equivaldría el mencionado rescate si no equivaliese a pobreza y destrucción del Estado, como por desgracia sucede.

Y es que a ningún necio se le ocurriría tener un rebaño de cien mil millones de ovejas, menos aún si lo pastorea una manada de lobos.

FUENTE: HablandoRepública >>

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